miércoles, 27 de mayo de 2015

Pan de dulce, al estilo Lara & Héctor

¿Desde dónde? ¿En qué instante cabalgó, en la memoria de éstos días, la Maravilla? Fue una tarde de un siglo que ya no existe. Fue en casa de los abuelos, cuando sucedió lo escrito en el poema, donde la abuelita menuda (mi abuela Carmen) hacía pan de la nada. Yo comí lo que a otros está negado en estos días, y no abundaba el dinero, ni las riquezas económicas ni alguna excusa de esas que esgrimen los infelices por voluntad, los insatisfechos, que no tienen nada más que dinero.

Tengo aún en la memoria el pan recién horneado. Tengo el calor del café, el olor a madera quemada, el ejido inmerso en olores y colores que marcaron mi corazón y me dieron la sustancia que hasta hoy me mantiene ilusionado. No hay nada mejor que los oficios nobles, verdaderos.

Mi Maestro Shido es chingón, y mi maestra postrera la mitad de mi corazón. Ambos me han llevado de nuevo hasta allá, donde las cosas se hacen de otra manera.

A continuación encontrarán más de cuarenta fotos del registro de los hechos, digno de una crónica que no me atrevo a realizar, quizá porque soy un cobarde -refiero a Borges-. Les dejo este testimonio gráfico, que aún hoy sigo degustando como aquellos días de cuando fuimos otros, los mismos.

Gracias infinitas, Lara & Héctor... Por mejores mundos...










































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