martes, 20 de enero de 2015

Azul ultramarino

http://latam.aetn.com

Allende el mar
  lanzas tu red
y me rescatas…
para signarme con tu generosidad
¡Bebo y como de tus manos
el vino, los panes y los peces de la bondad!
Naufrago ahora en el índigo abrasador de tu mirada…
                                             
Yolanda Gómez Fuentes

miércoles, 14 de enero de 2015

El Pan compartido sabe mejor...

Esta entrada es de carácter emergente, no estaba preparado para lo porvenir: vino, disco y una idea. Pero ya que andamos en el trote, les cuento. Antes de que Jesús se aventara la caminata sobre el agua, multiplicó panes y peces... no una sino dos veces (es una rima involuntaria). Un acto de magia prodigioso para su época, asunto que comenté con un par de afectos, cuando estaba definiendo el nombre de este espacio (panes & peces), y se comentó el fenómeno de la multiplicación, y uno de ellos apuntó: "eso ya lo hizo Dynamo, en Discovery Channel, es un truco"



A lo que el otro respondió: "¡Hacelo pué!". El primero reviró: "¡A burro!, ni que fuera yo el Dynamo!". La controversia siguió otro rato por caminos insospechados, hasta coincidir en que Enrique Peña Nieto era un pendejo, que le quitaba el pan a los que menos tenían, y que la gasolina era demasiado cara, después siguió una lista de promesas rotas y así, hasta tocar el fondo de la zanja de las desgracias. 

TetraevangeliaOfIvanAlexanderFol45

"Tú que opinas, gordo", me preguntó el segundo, mientras el primero me quedaba mirando serio, como esperando el broche para las teorías reveladas por ellos. Yo, sin muchas ganas, alcancé a decir: "El pan compartido sabe mejor". El primer afecto parpadeó varias veces, pero no perdió la figura. Al contrario, me pareció se anclaba al asiento, cual frasco de mercurio. El afecto segundo me dijo: "Ya pue gordo, no mames...ponete serio..." La llegada de otras personas me salvaron de abonar más caca a la ya esparcida.


Hoy miércoles 14 de enero de 2015, recibí la visita de varios amigos, entre ellos la maestra y poeta Yolanda Gómez Fuentes, quien me regaló una botella de vino español, para que lo deguste con el pan que hornee en próximos días. Me puse feliz como una lombriz de agua puerca, y cuando aminoraba la emoción, el maestro Douglas Bringas (media hora después) me dio un segundo envión con esta belleza de disco. Hace varios años oí de Soria gracias a él, cuando en una tarde de conciertos en el CUID de la UNICACH, tocó música del compositor Fernando Soria, que era para mí algo tan contemporáneo, a pesar de haber transcurrido mucho tiempo de haber sido compuesta. ¿Quién es Fernando Soria?


Compositor, académico, cronista y periodista musical, Fernando Soria (1860-1934) y su obra han permanecido en el olvido durante muchos años, a pesar de tener más de 300 obras compuestas, de las cuales apenas 75 han sido rescatadas.

Nacido en Ocozocoautla, Chiapas, Soria inició sus estudios musicales en la parroquia de Tuxtla Gutiérrez y en el seminario de San Cristóbal de las Casas, posteriormente ingresó al Conservatorio Nacional de Música. Recibió premios por sus obras para piano en la Exposición Mundial de París en 1889 y en 1900.

Los panes y los peces son un acto de magia, es cierto, un truco que se repite cuantas veces se le da la regalada gana, y hoy fui testigo de esto en la escala exacta, porque si no se puede ser feliz con poco, no se podrá ser feliz con nada; y hoy estoy feliz.

martes, 13 de enero de 2015

Pan Multigrano

Esta es una entrada pendiente en el blog, porque me entretuve comiendo pan y fui postergando el choro mareador. En la entrada anterior les presenté a Shido y Postrera, mis maestros. Pues bien, éstos me dejaron saltar al vacío con el rollo del pan multigrano (haré una rosca de Reyes en febrero, porque acá así suceden las cosas: de diferente manera). 

Luego del día 19 de diciembre, dejé de lado la consolidación de las "pitsas" para concentrarme en el pan, y en tratar de encontrar en alguna dimensión del "infihorno", el espíritu que me acompañaría desde ese día en adelante. Porque he de decirles que ningún horno tiene los mismos tiempos ni las mismas ansias por arder. ¿Los factores? Varios, desde geográficos hasta de humor. A diferencia de las "pitsas", que se pueden elaborar dirigidos a distancia por un asesor pitsero, y se sabe que cada vez más jóvenes se aventuran a elaborar sus propias masas para pizza (mi MiniMi ya hace sus pininos en ésto de la marca personal: PITSAS) pero la elaboración del pan no sucede así.


Se debe al menos tener un par de "horneadas de vuelo", antes de agarrar los tazones por las orillas y ponerse a experimentar de qué color y consistencia será nuestra barra de pan. Es verdad también que con los utensilios mínimos se puede hacer pan, tal como lo confirma mi colega Ibán Yarza en su afamado libro: Pan Casero. Recetas, tecnicas y trucos para hacer pan en casa de manera sencilla  (LAROUSSE). En lo particular, acompañé a la maestra Postrera en la elaboración y el horneado de Pan de Muerto, Pan de Caja y Panettones. La maestra me aventó al vacío y fue emocionante. Las horas transcurrieron sin notarlo, y los consejos fueron similares a los dichos en el libro Guerra de Guerrilas: Movimiento constante, vigilancia constante y desconfianza constante.


Aprendí que antes de mezclar cualquier ingrediente, se debe contar con todos los elementos (insumos y utensilios) que se utilizarán en la elaboración del pan. La maestra me aventó directo a la mezcla de los ingredientes. De acá aprendí que se mezclan los ingredientes secos primero, y luego se agregan los líquidos, entiéndase aceite, agua, sal diluida en agua, y masa madre (no necesariamente en ese orden).


En éste caso mezclé los granos con la harina blanca e integral, el aceite y la masa madre. Revolví con la mano, y de a poco fui agregando agua con el afán de solo humedecer la mezcla, luego la "doblé" tres o cuatro veces sobre sí misma, y dejé reposar ésta primer mezcla una hora. ¿Y qué se hace en una hora de espera? Puede lavar los utensilios de cocina que vayan a servir más adelante, luego puede sintonizar la radio y escuchar unas cumbias o si está usted en condiciones de contar con alguno de los aparatos tecnológicamente adaptados para el ocio, elija su "pleilits" y zúmbele sin pena. Seguro tendrá más de tres mil rolitas que harán más llevadera la espera. Ahora bien, si usted cuenta con habilidades superiores, acompañe la espera con unas piezas para piano, guitarra, violín, flauta, cajón peruano, acordeón... ¿que no cuenta usted con alguna de estas habilidades? Bien, suba un escalón más, saque la baraja o el cubilete, pero no olvide que tiene una hora, no más. 


Transcurridos los primeros sesenta minutos, agregue la sal diluida en un poco de agua, luego vuelva a plegar la masa sobre si misma, buscando colocar las puntas de los dobleces al centro de la masa, tratando de atrapar suficiente aire, unas dos o tres veces. Cuide que los dobleces queden debajo de la masa, y deje reposar otra hora. (acá ya sabe usted que hacer: lavar, oír música, jugar o bien sorprenderse con alguna habilidad que usted descubra ese mismo día, como hacer cálculos matemáticos a la velocidad de una calculadora atómica) Es justo decirle algo que habrá notado en el primer manejo de la masa, que se pega a la mano en cantidades groseras. Use un raspador o cuchillo o cuchara. La idea es incorporar de nuevo al grueso de la masa los restos adheridos a la mano. Sea paciente, la masa suele ganar esas batallas de la espera por mucho.


Luego de la segunda hora, se vuelve a dar un par de vueltas y se deja reposar de diez a quince minutos (recuerde los factores de tiempo y espacio particulares en cada región del planeta) En ese tiempo la masa irá adquiriendo una textura tersa, blanda pero firme... sí, ya comencé a pendejear, pero cuando estén en esta etapa, sabrán de lo que hablo. Como diez o hasta veinte minutos es bastante tiempo de espera, lo "matamos" engrasando la charola donde se colocarán las bolas de masa que serán panes, o se consiguen unos moldes pequeños (de a kilo, por ejemplo) y lo engrasan igual. Regresan a la masa y preparan la superficie donde harán una pelota el pan, cuidando de colocar suficiente harina en la mesa donde se trabaje, y así evitar que se pegue la masa y entorpezca nuestro trabajo. Deberán "apretar la masa girándola hacia la izquierda o la derecha, y metiendo al mismo tiempo la masa con el dorso de la mano o los dedos, hacia hacia abajo y hacia adentro, apretando en cada giro, hasta que quede firme. Luego se le dará una forma parecida al del molde de su elección, para colocarlo ahí, y distribuir el resto de la masa a lo ancho del molde. Si una una charola grande, eso no es necesario, con dejar las pelotas de masa sobre el molde bastará.


Ya "formaron" el pan, y lo colocaron en los moldes, y acá viene el último y más importante de los movimientos antes de entrar al horno: esperar que levante la masa de dos a seis horas (dependerá de la cuestión geográfica, de temperatura y bla bla blá...) Las tres fotos de abajo hacia arriba enseñan una parte de ese proceso. Y la que está debajo de éste texto remata lo dicho. Luego de cuatro horas se elevó considerablemente, lo que me sorprendió. El calor ribereño le viene bien a mis mezclas.  


Lo demás es trabajo del horno, tal como lo pueden atestiguar en las siguientes fotos. Se precalienta el horno de diez a quince minutos (dependerá de la cuestión geográfica y... bla bla bla blá...) a máxima potencia, que es 250°C. Luego se meten los moldes y se deja de diez a quince minutos...o más (dependerá de... bla bla bla bla bla blá...). 


Luego de cumplido el primer tiempo (piense en un partido de fucho donde se encuentra usted en los tiempos extras, así que ya transcurrido el primer tiempo extra...) se intercambian los moldes. El de derecha a izquierda y de la izquierda  la derecha, y se les gira sobre sí mismos también. Con esto se busca que el cocido se más parejo. Cuando se cumple el segundo tiempo de horneado (el segundo tiempo extra... rara vez se llega a los penales) se sacan los moldes de horno. Cuiden de usar trapos o guantes o algo que evite las bonitas quemaduras, que les darán temas de conversación en cualquier fiesta o sesión médica.


Coloquen los moldes sobre una superficie lo bastante resistente a las altas temperaturas, y espere a que enfríe un poco. Acá se dirán: pa que pictes hornear, puro esperar y esperar y esperar... pero que les puedo decir, así es el proceso, y la paciencia es la mayor de las cualidades que desarrollarán con esto de aprender a hacer pan. 

Pongan los moldes de lado, y denle unos golpecitos debajo, deberá sonar "bojo" (si no suena así, se regresan en chinga porque se van a penales... a encender el horno y le dan otros minutos), lo que quiere decir que está cocido. Con mucho cuidado separen con un cuchillo o espátula el pan del molde... con mucho cuidado, y luego volteen el molde y saquen el pan, coloquen las piezas sobre una parrilla (la de la estufa funciona si ya se encuentra fría) y esperen a que termine de enfriar.


Una vez frías la piezas, saquen el mejor cuchillo para pan que tengan y rebanen y rebanen y rebanen hasta que la pinche felicidad quede más o menos saciada. 


Yo, como soy un pendejo inteligente, regalo en la medida de lo posible, porciones grandes de pan a cuantos puedo. Los comentarios son generosos y algunos hasta ruborizan mi maltratado rostro, pero la verdad sabe delicioso. Es un sabor que el Oso Bimboso no alcanzará jamás. 

La demanda es grande, y en un par de casos me he aventado al vació (tal cual me enseñaron mis maestros) y he dirigido un par de horneadas, y han quedado aceptables. Al menos los beneficiados no se han quejado. 


Se acerca un par más de horneadas con dos amigos. Será en dos momentos diferentes, en dos hornos diferentes: uno de estufa y el otro que es un monstruito que levanta mil grados de temperatura, ideal para fundir cualquier ilusión. Lo único de lo que estoy cierto es que ambos están preparados para esta felicidad.


Notarán que no es lo más preciso en cuanto instrucciones para hacer pan, pero son un resumen de mi experiencia, aplicando las tres máximas: movimiento constante, vigilancia constante y desconfianza constante; lo demás lo aprenderán ustedes cuando se encuentren frente al "infihorno".

Por ultimo, he de agregar que a este pan se le puede comer con una rica sopa, con un pico de gallo, guacamole, guisados, con cualquier mermelada o miel, o a pelo, sin ningún ingrediente. Pero si buscan otras alturas para su paladar, entonces experimenten con aceites de olivo y especias, aderezos y demás linduras... no se van a arrepentir.

Por mejores panes.

Maestro Shido y Maestra Postrera


"Quien no sabe ser agradecido, es una gran mierda apestosa" le oí decir a conocido personaje quien, luego de esa sentencia, se bebió el café de un tiro y salió del local por su propio impulso, maniobrando la silla de ruedas entre las mesas del pequeño local, sin voltear a vernos. Éste personaje estuvo también en Guerrero, en la segunda mitad del siglo pasado, en las cañadas, a salto de mata con la guerrilla de aquellos estudiantes y maestros de Ayotzinapa, bajo el mando de Genaro Vàzquez. Sí, la historia es desmemoriada, desleal... desagradecida.

Insisto en que yo soy un pendejo, pero inteligente, un pendejo - inteligente que nada tiene que ver con los pendejos - pendejos, los cuales son una triste mayoría. Y honrando a la historia reciente, a finales de 2014 tuve la oportunidad de inaugurar el horno de la estufa con masa madre. Ésta idea nació luego de largas conversaciones con mi maestra Postrera, quien me invitó a fotografiar sus recientes creaciones de repostería, delicias que no solo atrapé con la cámara, sino que degusté en más de una ocasión, con el agregado del saber adquirido en materia de ingredientes, y del concepto socialmente responsable que había en ellos, del comercio justo y de lo sano que era seguir las formas tradicionales en la preparación de alimentos en nuestro país.

Maestro Shido
Maestra Postrera
Y sucedió que no solo comía el postre del momento, sino que de alguna manera comía historia, costumbres, reactivaba los histogenes de una herencia milenaria, cumplía el ciclo de la vida que iba del onceavo cielo hasta el inframundo y de regreso. 

Cuando creí que el tema se agotaba y que debía decidir el aprender a elaborar algo de repostería con ingredientes naturales, apareció el gran tema del pan con masa madre... el pan... recordé que esa pieza cocida había estado durante muchos años de mi vida, desde la infancia, y recordaba también el olor cuando salía del horno que existe en casa de mi abuelita. ¡Que lindo! El pan recién hecho en nuestra mesa, con café o leche, o así desnudo, sin más aditivos, corriendo con la pieza de pan en la mano rumbo al parque. ¿Mi pieza favorita? El polvorón. Mi tía Saira hacía los polvorones más ricos de la comarca (imagino aún los hace, porque lo que bien se aprende, jamás se olvida). 

Es más, el pan está desde hace milenios entre nosotros, y sí, desde ese entonces tiene forma de pan. Y en esos temas andaba con la maestra Postrera, cuando mencionó la existencia del maestro Shido. Me habló de las bondades del pan, y de lo sencillo que era recuperar la memoria sobre las maneras de hacer panes con masa madre. Me interesé aún más en el tema de los hornos, y un buen día conocí al maestro Shido, quien junto a la maestra Postrera me animaron a utilizar el horno, y a hacer mi propio pan. Me sentí igual al juego de las escondidas, cuando corrías hasta el lugar acordado para gritar "un dos tres por mí, y por todos mis amigos". Pensé entonces: Hornearé pan por mi, y por todos mis amigos... y algo he hecho.


Sal de vino tinto, romero y especias, cajeta y mermelada de higo

El día llegó, a finales de diciembre. los maestros Shido y Postrera llegaron a mi casa. Traían un presente antiguo pero actual. Sales condmentadas y dulces que ya quisiera producir Nestlè. A la par de eso, panes con finas hierbas y también de tomate. Delicias hechas por ellos en la experimentación total. Panes casi espontaneos en su idea, pero una realidad lograda con paciencia a la hora de entrar al "infihorno". Y yo, como presumo de pendejo - inteligente, lo compartí con mis vecinos. 


Teatro Kamibashi

Un día antes, mi querido amigo "Pan" (ese es su apodo, ganado en una obra de teatro, donde su nombre era Pancracio, pero luego de muchos años, el nombre se vio reducido al de Pan) me regaló un teatro Kamibashi, y me dijo que era para que dejara de hacerme pendejo - pendejo, y terminara de una buena vez  con un proyecto de guión de teatro para niños, sobre Galileo Galilei. El regalo me emocionó mucho, y lo presumí con cuantas personas pude. De ahí saltaron más ideas, proyectos de adaptaciones de obras ya escritas, y de otras cosas más que merecen una entrada aparte. Dos regalos de fin de año, sin saber que habría más.

Grupo de Rock Tsotsil Lumaltok
Creo que el cierre de ese día fue espectacular. Luego de haber cocinado dos Pitsas (ese es el nombre oficial de las que salen del horno de casa) y armado el pan, me fui hasta el escenario del festival Noquis, para escuchar a Lumaltok, el mejor grupo de rock en lengua tsotsil que haya visto. Son intensos, con sonido de las  rolas de blues y rock añejo, del chingón. No desmereció el esfuerzo. Y recordé que en el año de 1998, en ese mismo lugar (parque Morelos, renombrado parque Bicentenario), asistí a una tocada de rock. El escenario estaba justo a un costado del legendario cohete que nunca terminaba su conteo de despegue. Esa tarde noche tocaron los grupos Sabadaba, Jardín Eléctrico, Sur 190 (de mi querido amigo Jorge Aarón, quien ahora me ayuda en esto de la memoria) y Octopus. El del micro y convocante fue el legendario Kiss, y las palabras de bienvenida (luego de unos tragos de cheve con la banda) fueron de Enoch Cancino Casahonda... sí, el poeta Noquis. En esta noche del 19 de diciembre de 2014, los fantasmas estaban convocados. El espacio - tiempo se curvó una vez más y me llevó hasta allá, al día del toquin en la pista de patinaje del Morelos. Los acordes trajeron de vuelta aquel instante, la tarde noche intensa, memorable, entre caguamas y churros de mota, que sabían tan bien entre amigos y enemigos. 

Y sí, esa noche bebí hasta el amanecer.